Una oportunidad para la corresponsabilidad de los hombres en los
trabajos de domésticos y de cuidados.
Antes de nada, algunos atributos tradicionalmente adscritos a “ellos” y
a “ellas”:
PÚBLICO-PRODUCTIVO-MASCULINO Vs
PRIVADO-REPRODUCTIVO-FEMENINO
Modelo Fordista (que aún pervive en el
ideario colectivo):
CABEZA DE FAMLIA: trabajador
asalariado en el mercado laboral y proveedor económico de la familia, cuyos
miembros caían bajo su tutela en calidad de personas dependientes. La
trayectoria biográfica típica del pater
familias estaba orientada
hacia su inserción a la vida pública.
MADRE-ESPOSA: trabajo doméstico y la crianza, matrimonio, la maternidad,
la crianza y el cuidado del hogar y de la familia configuraban el horizonte de
vida como si se tratase de una “misión natural”. Trabajo de reproducción de la
esfera privada/doméstica. La “feminización” del trabajo de cuidados y la
“naturalización” del trabajo reproductivo son dos procesos paralelos y
entrelazados en la relación entre capitalismo y régimen de género
heteropatriarcal.
Contexto.
Se ha dado una conquista paulatina de las mujeres de espacios
tradicionalmente masculinos, productivos y públicos, y una ocupación mucho más
modesta de los hombres de espacios tradicionalmente ocupados por mujeres.
1. El actual
contexto socioeconómico afecta
a las relaciones de género, en todos los aspectos, y en especial en el
doméstico.
2. En la actual situación de crisis se
está dando un desempleo
masculino sin precedentes, lo que está conllevando a una mayor presencia de
hombres en el ámbito doméstico y de cuidados, aunque se trate de una situación
coyuntural, y en principio temporal. Existe no obstante, en muchos casos riesgo
de que esta situación se prolongue en el tiempo.
Nota: Tasa de Paro en CLM: Hombres: 26,2% (4,5% en 2007).
Mujeres: 35,2% (10,6% en 2007).
Declive de la dominación masculina (Gil
Calvo - “Máscaras masculinas. Héroes, patriarcas y monstruos”-2006).
3. Según los patrones de género y las
responsabilidades en la familia que les han sido atribuidos, muchos hombres
consideran que se han fallado a sí mismos y a sus familias, por no responder a
tales expectativas de género, esencialmente en su rol de provisores. A esto se
suman otros condicionantes de género que obligan al hombre a tener éxito, a
proyectarse desde una perspectiva social.
Nota: Más hombres que nunca en los parques con los hijos, en el
supermercado, ocupados de tareas domésticas…
Problema.
1.
Tal situación está llevando a éstos a
un sentimiento de frustración, y en 1 de cada 10 casos a
la depresión.
2.
Por otro lado, muchos hombres sufren,
aún hoy, en una situación de notables avances en igualdad de género, de cierta “discapacidad emocional”, que les impide manifestar sus
emociones, comunicar ciertos sentimientos o mostrarse afectivos.
3.
Es difícil encontrar, en nuestro
contexto, referentes de
masculinidad igualitaria (Moore
y Gillette-1993, y Robert Bly), que incorporen atributos no condicionados por
el modelo hegemónico, o que tradicionalmente les han sido propios a las
mujeres. Los hombres, modelos de conducta mediáticos, familiares y sociales
siguen siendo esencialmente patriarcales.
Moore y Gillette,
1993: Los hombres se quedan desprovistos de autoridad y muchos se declaran
angustiados: «Solo sabemos que estamos angustiados, al borde de sentirnos
impotentes, desvalidos, frustrados, aplastados, no queridos ni apreciados, a
menudo avergonzados de ser hombres»
4.
La Resistencia
al cambio es el mayor
obstáculo en la asunción
corresponsabilidad en el hogar, como paso para la relación igualitaria de
género, en el ámbito familiar. Algunas causas son:
a.
Porque
la situación tradicional es mucho más cómoda. El hombre era el “rey” de la casa.
b.
Porque
no sabemos. No hemos adquirido las habilidades
necesarias durante nuestra fase vital de aprendizaje (la niñez, adolescencia y
primera juventud) y nos encontramos desamparados ante la nueva tarea.
c.
Porque
nos sitúa en una posición de “inferioridad” con respecto a la mujer, que sí que sabe y que rápidamente se
coloca como nuestra superiora (o al menos tutora) en la jerarquía del hogar
compartido. Nos sentimos muy inseguros en esa nueva posición, porque además, no
controlamos la actividad y no sabemos nunca si lo estamos haciendo bien.
d.
Porque
muchos de nosotros no le encontramos la “razón” para tener que dedicar horas de nuestro
tiempo a unas tareas que son ingratas: son cansadas, poco valoradas y
desagradecidas, porque en la casa nunca se acaba. Estamos muy acostumbrados a
que la “situación natural” de una casa es limpia y ordenada, de tal manera que
nunca hemos valorado suficientemente el esfuerzo que alguien tiene que hacer
para que eso sea así.
Oportunidad.
1.
Valorización
del trabajo doméstico y de cuidados. El hecho de que los hombres se estén incorporando de forma
progresiva a los trabajos domésticos y de cuidados contribuye a dar
notoriedad a tales trabajos y a su VISIBILIACIÓN.
Nota: La mujer que se dedica a los cuidados
hace su trabajo, el hombre que lo hace:
a.
Es laureado y vitoreado, pero si la
situación se dilata en el tiempo
b.
pasa a ser un “vago”.
2.
LA CONQUISTA DEL HOGAR. Salir de
la zona de confort, aunque la inmensa mayoría de nosotros, aún no lo sabemos.
Nota: Cambio de tendencia. El 61% de los hombres españoles desean
ser padres y ejercer “activamente” la paternidad. El 78% opinan que son iguales
de capaces de ejercer los cuidados que las mujeres.
3.
Reparto
IGUALITARIO de responsabilidades en el trabajo Doméstico y de Cuidados.
Asumir Tareas a compartir Responsabilidades.
Nota: diferenciación entre tarea y
responsabilidad. Co-responsabilidad doméstica y familiar
Conclusiones.
La igualdad es un camino global. No podemos ser iguales en algunos espacios y en otros no.
Lo personal es político, y lo político
es personal.
El camino hacia la igualdad de género
pasa necesariamente por un compromiso
activo de los hombres, por unas relaciones igualitarias, por acabar con el
modelo hegemónico de masculinidad y construir otros
modelos de masculinidad.
Necesitamos la ayuda de las mujeres, su
experiencia en la lucha y en la conquista de escenarios que no tradicionalmente
no les eran propios.
Es hora de dejar de ser espectadores de
los éxitos y conquistas de las mujeres, por omisión, y pasar a ejercer un papel
activo en las relaciones
igualitarias de género. Hay que empezar por el principio, por lo personal,
por lo afectivo, lo doméstico, por los cuidados.
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