viernes, 22 de marzo de 2013

HOMBRES DESEMPLEADOS, NUEVOS ESCENARIOS EN EL GÉNERO

Una oportunidad para la corresponsabilidad de los hombres en los trabajos de domésticos y de cuidados.

Antes de nada, algunos atributos tradicionalmente adscritos a “ellos” y a “ellas”:

PÚBLICO-PRODUCTIVO-MASCULINO Vs PRIVADO-REPRODUCTIVO-FEMENINO

Modelo Fordista (que aún pervive en el ideario colectivo):

CABEZA DE FAMLIA: trabajador asalariado en el mercado laboral y proveedor económico de la familia, cuyos miembros caían bajo su tutela en calidad de personas dependientes. La trayectoria biográfica típica del pater familias estaba orientada hacia su inserción a la vida pública.
MADRE-ESPOSA: trabajo doméstico y la crianza, matrimonio, la maternidad, la crianza y el cuidado del hogar y de la familia configuraban el horizonte de vida como si se tratase de una “misión natural”. Trabajo de reproducción de la esfera privada/doméstica. La “feminización” del trabajo de cuidados y la “naturalización” del trabajo reproductivo son dos procesos paralelos y entrelazados en la relación entre capitalismo y régimen de género heteropatriarcal.

Contexto.
Se ha dado una conquista paulatina de las mujeres de espacios tradicionalmente masculinos, productivos y públicos, y una ocupación mucho más modesta de los hombres de espacios tradicionalmente ocupados por mujeres.

1.    El actual contexto socioeconómico afecta a las relaciones de género, en todos los aspectos, y en especial en el doméstico.

2.    En la actual situación de crisis se está dando un desempleo masculino sin precedentes, lo que está conllevando a una mayor presencia de hombres en el ámbito doméstico y de cuidados, aunque se trate de una situación coyuntural, y en principio temporal. Existe no obstante, en muchos casos riesgo de que esta situación se prolongue en el tiempo.

Nota: Tasa de Paro en CLM: Hombres: 26,2% (4,5% en 2007). Mujeres: 35,2% (10,6% en 2007).
Declive de la dominación masculina (Gil Calvo - “Máscaras masculinas. Héroes, patriarcas y monstruos”-2006).

3.    Según los patrones de género y las responsabilidades en la familia que les han sido atribuidos, muchos hombres consideran que se han fallado a sí mismos y a sus familias, por no responder a tales expectativas de género, esencialmente en su rol de provisores. A esto se suman otros condicionantes de género que obligan al hombre a tener éxito, a proyectarse desde una perspectiva social.

Nota: Más hombres que nunca en los parques con los hijos, en el supermercado, ocupados de tareas domésticas…

Problema.

1.    Tal situación está llevando a éstos a un sentimiento de frustración, y en 1 de cada 10 casos a la depresión.

2.    Por otro lado, muchos hombres sufren, aún hoy, en una situación de notables avances en igualdad de género, de cierta “discapacidad emocional”, que les impide manifestar sus emociones, comunicar ciertos sentimientos o mostrarse afectivos.

3.    Es difícil encontrar, en nuestro contexto, referentes de masculinidad igualitaria (Moore y Gillette-1993, y Robert Bly), que incorporen atributos no condicionados por el modelo hegemónico, o que tradicionalmente les han sido propios a las mujeres. Los hombres, modelos de conducta mediáticos, familiares y sociales siguen siendo esencialmente patriarcales.

Moore y Gillette, 1993: Los hombres se quedan desprovistos de autoridad y muchos se declaran angustiados: «Solo sabemos que estamos angustiados, al borde de sentirnos impotentes, desvalidos, frustrados, aplastados, no queridos ni apreciados, a menudo avergonzados de ser hombres»

4.    La Resistencia al cambio es el mayor obstáculo en la asunción corresponsabilidad en el hogar, como paso para la relación igualitaria de género, en el ámbito familiar. Algunas causas son:
a.    Porque la situación tradicional es mucho más cómoda. El hombre era el “rey” de la casa.
b.    Porque no sabemos. No hemos adquirido las habilidades necesarias durante nuestra fase vital de aprendizaje (la niñez, adolescencia y primera juventud) y nos encontramos desamparados ante la nueva tarea.
c.    Porque nos sitúa en una posición de “inferioridad” con respecto a la mujer, que sí que sabe y que rápidamente se coloca como nuestra superiora (o al menos tutora) en la jerarquía del hogar compartido. Nos sentimos muy inseguros en esa nueva posición, porque además, no controlamos la actividad y no sabemos nunca si lo estamos haciendo bien.
d.    Porque muchos de nosotros no le encontramos la “razón” para tener que dedicar horas de nuestro tiempo a unas tareas que son ingratas: son cansadas, poco valoradas y desagradecidas, porque en la casa nunca se acaba. Estamos muy acostumbrados a que la “situación natural” de una casa es limpia y ordenada, de tal manera que nunca hemos valorado suficientemente el esfuerzo que alguien tiene que hacer para que eso sea así.

Oportunidad.

1.    Valorización del trabajo doméstico y de cuidados. El hecho de que los hombres se estén incorporando de forma progresiva a los  trabajos domésticos y de cuidados contribuye a dar notoriedad a tales trabajos y a su VISIBILIACIÓN.

Nota: La mujer que se dedica a los cuidados hace su trabajo, el hombre que lo hace:
a.    Es laureado y vitoreado, pero si la situación se dilata en el tiempo
b.    pasa a ser un “vago”.


2.    LA CONQUISTA DEL HOGAR.  Salir de la zona de confort, aunque la inmensa mayoría de nosotros, aún no lo sabemos.

Nota: Cambio de tendencia. El 61% de los hombres españoles desean ser padres y ejercer “activamente” la paternidad. El 78% opinan que son iguales de capaces de ejercer los cuidados que las mujeres.

3.    Reparto IGUALITARIO de responsabilidades en el trabajo Doméstico y de Cuidados.
Asumir Tareas a compartir Responsabilidades.

Nota: diferenciación entre tarea y responsabilidad. Co-responsabilidad doméstica y familiar

Conclusiones.

La igualdad es un camino global. No podemos ser iguales en algunos espacios y en otros no.

Lo personal es político, y lo político es personal.

El camino hacia la igualdad de género pasa necesariamente por un compromiso activo de los hombres, por unas relaciones igualitarias, por acabar con el modelo hegemónico de masculinidad y construir otros modelos de masculinidad.

Necesitamos la ayuda de las mujeres, su experiencia en la lucha y en la conquista de escenarios que no tradicionalmente no les eran propios.


Es hora de dejar de ser espectadores de los éxitos y conquistas de las mujeres, por omisión, y pasar a ejercer un papel activo en las relaciones igualitarias de género. Hay que empezar por el principio, por lo personal, por lo afectivo, lo doméstico, por los cuidados.

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