No pocas veces me han llamado la atención esos padres que
acompañan a sus hij*s al parque y solo se dedican a llevarlos y traerlos, como
si se tratara de una tarea meramente logística. Reparan solo puntualmente en la
actividad de su hij*, apartan momentáneamente la mirada de su móvil, responden
generalmente sin vinculación emocional, y continúan con sus cosas. Ahí tienes
al/a la peque logrando su mayor proeza, y delante de su padre nada menos, “mira
papá”, a lo cual él le responde con un “muy bien, hij*”. La implicación real y
genuina con la otra persona es escasa o nula.
Este es un típico ejemplo del puesto que ocupa en nuestras prioridades
la honrosa tarea del cuidado.
Mi ideal de paternidad consciente, afectiva y con apego cuenta
con algunos preceptos que trato de
seguir:
- Atención con intención
- Dar importancia el tiempo compartido
- Ser accesible y disponible
- Actitud sensible y receptiva
- Vínculo amoroso
- Búsqueda de estrategias para la resolución de conflictos alternativas al castigo, a la reprimenda
- Tiempo consciente y genuino para el juego
Nuestr*s hij*s no pueden “dejar de estar presentes”, son
plenamente conscientes del ahora (no existe para ellos/as el ayer ni el
mañana), sienten nuestra conexión/desconexión emocional antes que nosotros mismos.
Fotografía de JOHAN BÄVMAN
Estos últimos meses me he visto abocado a una relación mucho
más fría, distante y reactiva con mis hijas, casi sin tiempo compartido, y el que
compartíamos tintado de frustraciones y reproches, a ellas y a mí mismo.
En el aire flota un discurso que me aleja mucho de ese tipo de
paternidad que quiero tener, o simplemente me he dejado llevar de forma reactiva
por lo que “se espera de mí”.
Cuando entras en la espiral del trabajo, y en concreto del autónomo
o de supervivencia, como es mi caso, la conciliación pasa a un plano secundario,
deja de estar en el centro de tu atención, y entra en un profundo conflicto aquello en lo
que crees con lo que realmente haces, el trabajo de cuidado no es realmente importante,
que nuestra atención debe estar puesta en lo realmente importante, en lo PRODUCTIVO.
- Sensación permanente de falta de tiempo.
- Te asaltan mensajes del tipo “debería estar haciendo tal tarea”.
- Desconexiones emocionales y de atención constantes por atender llamadas, whatsapp, etc.
- Sensación de desconexión casi total de las necesidades y tiempos de tus hijas/os, doblemente frustrante, por que estás con ellas/os, y estás “sacrificando” un tiempo “precioso” para responder a tu
- Sensación irracional (no procesada) de que lo que estás haciendo no es importante, y de que lo “importante” está ahí fuera.
- Tu hij* mendiga tu atención, y para ello busca todas las herramientas a su disposición, peleas, rabietas, u otro tipo de “boicots”…y todas esas cosas que tu interpretas en ese momento como la firme intención de hacerte la puñeta.
- “Todo por el medio”, “es tarde”, “hazme caso”, “cómetelo todo”, “en la mesa no se juega”…El nivel de intolerancia y de irascibilidad ante conductas de lo más normal de nuestr* hij* roza la enajenación…
Pero ¡¡ALTO!! es el momento de preguntarse ¿Qué es lo más
importante para mí? ¿Qué lugar ocupan mis hij*s en mi vida? ¿Qué lugar ocupo yo
en la suya?¿Ésta es la experiencia que quiero vivir con ell*s?¿´Es éste el tipo
de pternidad en la que creo?
El tiempo con tus hij*s no entiende de trabajo autónomo, ni
de freelances, de tareas retrasadas, de
horas extras, ni del “para ayer”.
El tiempo compartido, la atención, el cuidado, el afecto, la
sensación de seguridad y de certeza que les da tu presencia, tu muestra de reconocimiento
ante sus retos, la seguridad que les das para explorar el mundo, los pequeños y
maravillosos instantes, que solo vives si estás ahí, de forma consciente,
paciente, entregada, dedicada genuina.
Hoy Vera ha sonreído ampliamente, como no la veía
ilusionarse hacía días, cuando me ha preguntado si quería jugar con ella y le
he respondido que sí.