sábado, 11 de julio de 2009

ANTÍTESIS DOMINICANA

República Dominicana, bella y expoliada,
tan querida por los flamantes casados,
viajeros de paquete y famosos con mansión.
Tan desconocida, esperando generosa
que cualquiera que la visite le saque todo lo bueno,
casi siempre a bajo coste.

República Dominicana,
presa de la codicia especuladora y salvaje,
acogedora y tirana,
donde lo difícil es no gossá, con un rincón para cada placer,
donde el color y la procedencia imprimen un destino casi ineludible,
de la gloria a la miseria.

Rica y mísera.
De los paseos en helicóptero, limusina o jet privado,
a la guagua, la carreta o el lustrabotas.


País de Resort, con alto poder de seducción,
con paraísos inventados y gente agolpada tras la valla,
casi siempre electrificada, por si sobra algo.

Bateyes de dignidad y lucha,
de zinc y desechos,
de empalmes, apaños y piezas criollas,
niños inventores, señoras que miran, de ocio por resignación,
por que no hay más que hacer.

República Dominicana,
país de antítesis como Playa Bonita (foto1) a Casa Bonita (foto 2),
con el mismo atributo y sin ninguna comparación.