jueves, 1 de diciembre de 2011

Parir ya no es parir. Parir es que “te paran”.

Parir ya no es parir. Parir es que “te paran”.

La tecnología, el progreso, la salud medicalizada, y unos cuantos intereses corporativos de por medio, han extirpado a las mujeres su capacidad innata de dar a luz sin más necesidad que la de su propia sabiduría ancestral de generaciones de mujeres.

Estamos esperando a nuestra segunda hija, quizás hoy, quizás mañana, Ella y la Luna lo decidirán.

Hemos decidido que queremos a una profesional, que acompañe a mi pareja, solo eso, que la acompañe en el camino que ella sola sabe, puede y quiere andar.

No habrá sala de dilatación, ya que la mejor y más adaptada sala de dilatación es la que ella, la madre, en plena búsqueda de su camino hacia el parto encontrará.

No habrá epidural, su cuerpo sabrá administrarle la cantidad exacta de sustancias para llevar, conscientemente la dilatación, sintiendo sus piernas, su vagina, sabiendo cuando pujar y cuando parar.

No habrá oxitocina, más que la que sabiamente su cuerpo segregará para traer, como olas que vendrán y se irán, las contracciones.

No habrá episiotomía, por que la carne es flexible, y si se rompe sabe por donde hacerlo. La tijera no entiende de tejidos blandos o duros, ni de músculos, ni de pérdidas de orina u otros “contratiempos” futuros.

No habrá cama de parto, donde horizontal, sumisa, y dispuesta solo para la comodidad del personal sanitario, Cáliz se postre para el “acto quirúrgico”. En su lugar, la cama, el suelo, la piscina de parto, o cualquiera que sea aquel sitio y postura en los que Noa y Cáliz puedan sincronizar sus esfuerzos, dejando que la newtoniana gravedad haga también su trabajo.

No habrá un reloj que marque el ritmo, ni el cambio de turno. Habrá todo el tiempo, toda la paciencia y toda la dedicación del mundo.

Habrá una mujer que parirá, acompañada de sí misma y de todas las mujeres que han parido en la historia de la humanidad, que vendrán y pujarán con ella, sin que nadie la pare, sin que nadie “la para”.