jueves, 25 de junio de 2015

Entre el padre ausente y el presente.

No pocas veces me han llamado la atención esos padres que acompañan a sus hij*s al parque y solo se dedican a llevarlos y traerlos, como si se tratara de una tarea meramente logística. Reparan solo puntualmente en la actividad de su hij*, apartan momentáneamente la mirada de su móvil, responden generalmente sin vinculación emocional, y continúan con sus cosas. Ahí tienes al/a la peque logrando su mayor proeza, y delante de su padre nada menos, “mira papá”, a lo cual él le responde con un “muy bien, hij*”. La implicación real y genuina con la otra persona es escasa o nula.

Este es un típico ejemplo del puesto que ocupa en nuestras prioridades la honrosa tarea del cuidado.

Mi ideal de paternidad consciente, afectiva y con apego cuenta con algunos preceptos que  trato de seguir: 
  • Atención con intención
  • Dar importancia el tiempo compartido
  • Ser accesible y disponible
  • Actitud sensible y receptiva
  • Vínculo amoroso
  • Búsqueda de estrategias para la resolución de conflictos alternativas al castigo, a la reprimenda
  • Tiempo consciente y genuino para el juego
Nuestr*s hij*s no pueden “dejar de estar presentes”, son plenamente conscientes del ahora (no existe para ellos/as el ayer ni el mañana), sienten nuestra conexión/desconexión emocional antes que nosotros mismos.

Fotografía de JOHAN BÄVMAN


Estos últimos meses me he visto abocado a una relación mucho más fría, distante y reactiva con mis hijas, casi sin tiempo compartido, y el que compartíamos tintado de frustraciones y reproches, a ellas y a mí mismo.

En el aire flota un discurso que me aleja mucho de ese tipo de paternidad que quiero tener, o simplemente me he dejado llevar de forma reactiva por lo que “se espera de mí”.

Cuando entras en la espiral del trabajo, y en concreto del autónomo o de supervivencia, como es mi caso, la conciliación pasa a un plano secundario, deja de estar en el centro de tu atención,  y entra en un profundo conflicto aquello en lo que crees con lo que realmente haces, el trabajo de cuidado no es realmente importante, que nuestra atención debe estar puesta en lo realmente importante, en lo PRODUCTIVO.
  •  Sensación permanente de falta de tiempo.
  • Te asaltan mensajes del tipo “debería estar haciendo tal tarea”.
  • Desconexiones emocionales y de atención constantes por atender llamadas, whatsapp, etc.
  • Sensación de desconexión casi total de las necesidades y tiempos de tus hijas/os, doblemente frustrante, por que estás con ellas/os, y estás “sacrificando” un tiempo “precioso” para responder a tu
  • Sensación irracional (no procesada) de que lo que estás haciendo no es importante, y de que lo “importante” está ahí fuera.
  •  Tu hij* mendiga tu atención, y para ello busca todas las herramientas a su disposición, peleas, rabietas, u otro tipo de “boicots”…y todas esas cosas que tu interpretas en ese momento como la firme intención de hacerte la puñeta.
  • “Todo por el medio”, “es tarde”, “hazme caso”, “cómetelo todo”, “en la mesa no se juega”…El nivel de intolerancia y de irascibilidad ante conductas de lo más normal de nuestr* hij* roza la enajenación… 

Pero ¡¡ALTO!! es el momento de preguntarse ¿Qué es lo más importante para mí? ¿Qué lugar ocupan mis hij*s en mi vida? ¿Qué lugar ocupo yo en la suya?¿Ésta es la experiencia que quiero vivir con ell*s?¿´Es éste el tipo de pternidad en la que creo?

El tiempo con tus hij*s no entiende de trabajo autónomo, ni de freelances, de tareas  retrasadas, de horas extras, ni del “para ayer”.


El tiempo compartido, la atención, el cuidado, el afecto, la sensación de seguridad y de certeza que les da tu presencia, tu muestra de reconocimiento ante sus retos, la seguridad que les das para explorar el mundo, los pequeños y maravillosos instantes, que solo vives si estás ahí, de forma consciente, paciente, entregada, dedicada genuina.


Hoy Vera ha sonreído ampliamente, como no la veía ilusionarse hacía días, cuando me ha preguntado si quería jugar con ella y le he respondido que sí.

No hay comentarios: